La carga mental

Repartos de tarea

Cosas del confinamiento: papá llega a casa triunfal y con otra cara después de haber salido a tirar la basura. Creo que está más contento, le ha sentado bien la media hora que ha estado fuera. El contenedor está en la esquina de casa pero, bueno, necesitaba estirar las piernas, como él mismo dice, hacía siglos que no pasaba tanto tiempo sentado en el sofá viendo la tele y jugando conmigo a la Play. Me lo imagino con la bolsa en la mano, paseando hasta el parque como dice que ha ido y me da risa. Luego ha subido superhablador y nos ha contado muchas cosas de lo que se ha encontrado en la calle. Nos ha relatado con pelos y señales lo impresionante que es ver las calles vacías, sin coches, la plazoleta sin terrazas… Dice que solo se ha cruzado con otros dos hombres, uno iba paseando un perro y otro iba también con una bolsa de basura en la mano, como él. No había nadie más.

A mi madre la veo más nerviosa, primero ha suspirado con alivio cuando papá ha cerrado la puerta al salir, pero luego se ha puesto a refunfuñar otra vez y a protestar porque papá no había limpiado del cubo unos restos de yogur y unas cáscaras de manzana pegadas, tampoco había puesto la bolsa limpia y encima, había dejado un rastro de gotas en el suelo al salir. La verdad que está siempre muy nerviosa.

La carga mental más peligrosa

Esta recreación fue una de las escenas más cotidianas en muchos hogares con dos o más personas adultas durante el confinamiento según los resultados reflejados en la encuesta de corresponsabilidad durante el confinamiento impulsada desde el Instituto Canario de Igualdad (ICI).

La semana pasada nuestra directora, Kika Fumero, presentaba a los medios de comunicación los principales resultados de esta encuesta realizada por el ICI durante el periodo de confinamiento y ponía el acento en la sobrecarga mental que en este periodo tuvieron la mayoría de mujeres. El ejemplo de la basura fue el más simple, cotidiano y evidente de esta situación.

La carga mental que soportaron las mujeres en este periodo pasó del aparentemente simple hecho de que un hombre tire la basura pero no ponga la bolsa limpia a tener que asumir en soledad organización de horarios de estudio y consumo de tecnología en menores, cuidados de personas mayores confinadas, la elaboración de menús, listas de la compra, la atención de grupos de WhatsApp de familias (madres, el 90% son siempre madres) del colegio, recibir mails con deberes.

El objetivo de esta encuesta, diseñada y analizada por la experta en Igualdad María S. Martín, fue crear conciencia entre la ciudadanía, visibilizar el ingente trabajo y la carga mental que ya suponía antes del confinamiento asumir las tareas domésticas y de cuidados en soledad. Averiguar de qué manera la mayor presencia masculina en el terreno del hogar, históricamente reservado a las mujeres, con el confinamiento podía aliviar esta situación. Poner nombre a las sensaciones generadas, de medir quién hacía antes y quien ahora.

Así lo explicó a los medios nuestra directora que resaltó datos concretos como que más del 40% de las mujeres aseguraron que realizaban las tareas domésticas a solas o que el 86% asumieron el cuidado de personas mayores y niños y niñas en el hogar.

“Además de este trabajo físico y tiempo que tuvieron que ocupar y restar de su ocio y descanso -afirmó- la ingente carga mental de planificar menús, consultas médicas, veterinarias, vigilar la realización de deberes, estar grupos de WhatsApps del colegio, instituto o asumir tareas propias de cambios de temporada”.

Un mes, 38 preguntas, 960 respuestas

La encuesta, realizada y analizada por la experta María S. Martín fue lanzada a través de este mismo blog con la anterior entrada sobre este mismo tema Tranquila, ya salgo yo a comprar”, cuando en España ya había pasado poco más de un mes desde que el Gobierno decretara el estado de alarma. Un momento de ansiedad generalizada por la incertidumbre y con los picos más preocupantes de personas fallecidas por el virus del Covid-19 diariamente.

Se difundió a lo largo de un mes, entre el 16 de abril y el 17 de mayo en las redes sociales institucionales del ICI Twitter, Facebook e Instagram, y en en el marco de las acciones de concienciación sobre la crisis de los cuidados en los hogares ocasionada por el confinamiento por COVID-19.

Constaba de 38 preguntas, con diferentes opciones de respuesta, 17 eran consideradas obligatorias y otras, que dependían de la composición familiar particular, voluntarias.

No se exigía ningún ámbito territorial, solo estar en situación de confinamiento obligatorio y se lanzaba a hogares con más de una persona adulta o compartiendo las tareas de cuidados, independientemente de que hubiera o no niñas, niños o personas dependientes en él.

Las preguntas de partida eran

¿Son los hogares ocupados por más de una persona adulta conscientes de cuántas tareas son necesarias para el sostenimiento de la vida cotidiana?

¿Son conscientes los hombres?

¿Lo son las mujeres?

Otra de las conclusiones que se evidenciaron fue que apenas un 5% de mujeres más que los hombres, con niñas y niños en la casa durante el confinamiento, vieron reducido el tiempo que dedicaban a las tareas del hogar por el hecho de haber otras personas adultas confinadas. Por el contrario, los hombres fueron quienes menos percibieron que había variado sus proporciones de tareas en la gran mayoría de los ítems, incluso si había menores en el hogar.

Durante el periodo de confinamiento se consolidaron los estereotipos de género que colocan a la mujer en el hogar y con los cuidados y, al hombre, fuera del hogar y en las tareas externas, de tal modo que la proporción de hombres que salieron en exclusiva del hogar a los lugares permitidos en ese periodo: supermercados, farmacia o basura, dobló a la de mujeres (pero ya sabemos que la mayoría no cambiaba la bolsa de basura).

¿Corresponsabilidad vs ayuda?

Algunas de las gráficas más elocuentes sobre la situación de desigualdad generada durante el confinamiento ofrecieron datos que superaban el punto de partida que ya se intuía observando a nuestro alrededor, pero algo nos apuntó claramente hacía dónde debía dirigirse la educación en igualdad en todos los ámbitos pues “ni mujeres ni hombres diferenciaron entre los términos corresponsabilidad y ayuda y concluyeron que su hogar era corresponsable si la otra parte no se desentendía del cien por cien de tareas”.

Cuanto mayor es la edad de menores en casa o hay más de dos personas adultas en el hogar, menos cambia el status quo de los hombres que respondieron lo que puede indicar que efectivamente no asumen tareas como responsabilidad, sino en tanto en cuanto no pueden delegarlas.

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